Cinco ideas para la reflexión de la formación de profesores a partir de una experiencia en EE.UU
A pocos días de haber iniciado el 2025, formé parte del evento de formación convocado por el Teaching Works, Coaching Institute, una instancia alojada en el Colegio de Educación Marsal de la Universidad de Michigan que ofrece programas de formación docente y para formadores de profesores (Teachers Educators) del sistema educativo estadounidense. Dicho instituto busca fortalecer las habilidades de formadores docentes para que a su vez apoyen el fortalecimiento de la docencia en el país.
A este evento asistieron formadores de docentes de distintos puntos de Estados Unidos. El reto que estos formadores enfrentan es distinto al que enfrentamos en diversos países de América Latina, iniciando por el gran reto que ha sido para los Estados Unidos colocar en las aulas a profesores formados para la enseñanza. A diferencia de lo que en América Latina entendemos por “profesor en formación”, con lo que solemos referirnos a los estudiantes de magisterio, este grupo de colegas estadounidenses empleaba el mismo término para referirse también a personas que trabajan enseñando, pero que no cuentan con formación alguna para la docencia, y en muchos casos tampoco poseen ninguna formación de tipo superior. Una de las formadoras asistentes describió uno de los casos más extremos con los que ha trabajado al referirse a un profesor con menos de dos años de servicio, quien trabajaba como conductor de camiones antes de enseñar en el aula. Por supuesto, hay también casos destacables, como el personificado por algunos docentes en formación que participaron en este mismo evento, y que son actualmente estudiantes de la carrera de educación en la Universidad de Michigan, una de las universidades mejor posicionadas en el ranking QS, la clasificación anual de las mejores universidades del mundo.

En un contexto como este, con casos tan desiguales, los formadores de docentes tienen preocupaciones particulares; ellos privilegian ciertas habilidades docentes sobre otras para favorecer r el desarrollo y aprendizaje de los estudiantes. Después de pasar aproximadamente 40 horas conversando y compartiendo con esta comunidad, obtuve algunas conclusiones que me parecen relevantes para la formación de docentes en América Latina.
En este artículo presento cinco ideas relevantes sobre la formación de los profesores que obtuve a partir del análisis de mis notas, apuntes y conversaciones con colegas en este vecino país. Aclaro que no es mi pretensión pronunciarme a favor de una cultura profesional sobre la otra, tampoco dar evidencia en este texto sobre la eficacia de estas ideas para el aprendizaje. Lo que sí deseo es ofrecer cinco puntos que estuvieron muy presentes en las conversaciones y que reflexionar en su beneficio no tiene desperdicio alguno.
Dicho esto, aquí hay cinco ideas que abstraje de las conversaciones con mis colegas. Son ideas valiosas para discutirlas con otros formadores y docentes, comparar con nuestras preocupaciones y reflexionar en ellas. Mi expectativa es que este texto sirva para las conversaciones de formadores interesados, por lo que para cada punto, ofrezco una serie de preguntas para seguir extendiendo la idea.
Primera idea: La enseñanza es compleja: aprender a diseñar una clase y ejecutarla son habilidades con distinto nivel de dificultad y se aprenden progresivamente.
Descubrí que, a diferencia de lo que ocurre en México, entre algunos formadores estadounidenses existe la práctica de ejercitar el diseño didáctico y la ejecución de la clase de forma aislada. Al decir de algunos, cuando los estudiantes van a practicar una clase, es común que reciban reciben la planeación hecha, con los pasos y actividades que deben seguir. Esto les permite concentrarse en las decisiones que tomarán durante la enseñanza, basándose en estrategias y actividades ya probadas e investigadas con las que se cuenta evidencia de su efectividad para ciertos propósitos.
Esta idea me recordó mis primeros años de formación e incluso la formación referida por algunos profesores jóvenes. Hasta donde recuerdo, aprender a enseñar en mi propia experiencia fue diferente; hacer una práctica implicaba de enseñanza, nos ha implicado seleccionar las estrategias y luego ir a probarlas al aula. En efecto, en los años de formación ocurren errores de implementación ( a veces divertidos, a veces catastróficos) que pueden ser atribuidos a una selección inadecuada de estrategias, más que a las habilidades de enseñanza.
Recuerdo el caso de uno de mis colegas. Preparo una actividad en equipo con estudiantes de secundaria. Para organizar los equipos de trabajo llevó un bolsa de caramelos de colores. La expectativa era que cada estudiante tomara un caramelo y luego se organizaran por el color de la envoltura. En su reporte, nos contó que puso la bolsa sobre el escritorio y luego les dijo: pasen a tomar un caramelo. Los estudiantes se levantaron, empujaron entre sí y movieron las sillas y bancos para abrirse camino. Al ver esto, el profesor practicante les dijo: "pamba al último" (1) y el último, lejos de apurarse salió corriendo del aula para salvarse del castigo. Los 30 estudiantes del grupo salieron corriendo a perseguirlo y el profesor se quedó solo en el aula sin poder dar su clase. Probábamos nuestras estrategias, al mismo tiempo que ejercitábamos nuestras habilidades docentes.
Segunda idea: Es clave que los docentes en formación comprendan cómo razonan sus estudiantes.
Los organizadores y asistentes al evento enfatizaron la importancia de enseñar a los docentes a entender cómo los estudiantes razonan y construyen flujos de pensamiento que los llevan a hacer ciertas deducciones y a llegar a conclusiones. No se trata solo de producir respuestas correctas, sino de explorar cómo el estudiante llega a una conclusión determinada y a entrenarle para que en este proceso aprenda a justificar su elección de respuesta, a plantearse respuestas alternativas y a asegurarse que de cuenta con todos los elementos para concluir.
Para propiciar este proceso, se entrena a los profesores para que hagan preguntas reflexivas a sus estudiantes en sesiones de dialogo uno a uno. emplean preguntas como
"¿Por qué crees que esto es de esa manera?", "¿Qué te llevó a elegir esta respuesta?". También se les pregunta sobre la instrucción en si misma, de modo que confirmen si han entendido adecuadamente la solicitud: “¿Qué significa el concepto x o z?”, “Esta instrucción, ¿qué te está pidiendo que hagas?”, ¿Qué te están preguntando aquí”. Finalmente también se entrena a los docentes para ofrecer el apoyo necesario para ejecutar una tarea, por ejemplo, ayudar al estudiante a entender las instrucciones al leerle en voz alta las sentencias, si es que tiene dificultades para leer fluidamente. Lo que se pretende con esta aproximación es cambiar el foco de la respuesta correcta que como docente deseamos obtener, a la fijación de un proceso desde el cual pueda construir conocimiento. Una segunda expectativa es que estas preguntas permiten al docente aprender sobre la forma en la que los estudiantes piensan e hilan ideas, lo que eventualmente les dará la habilidad de anticipar sus razonamientos.
De forma similar a como se separan la implementación y el diseño, estás tácticas de enseñanza se separan de las técnicas de regulación de la disciplina y la conducta; por lo que para ejercitarlas se parte de situaciones donde los estudiantes presentan conductas que permiten la enseñanza.
En mi experiencia, nunca he visto entrenamientos similares en América Latina dirigidos a los docentes; pero lo he observado y ejecutado en el desarrollo de instrumentos a gran escala, en lo que se conoce como "Entrevistas cognitivas". En ellas, se presenta el cuestionario a un posible respondente y se indaga su pensamiento con la intención de disminuir los sesgos culturales, asegurarse de que las preguntas reflejen lo que se desea preguntar, disminuir sesgos y así validar el instrumento. Nunca antes pensé en su aplicación en la exploración del pensamiento en procesos de enseñanza.
Tercera idea: Los docentes en formación deben desarrollar habilidades para seleccionar estrategias eficaces para el aprendizaje.
Cuando se trata de diseño de la enseñanza, se fomenta la elección de estrategias y técnicas que favorezcan el aprendizaje sobre aquellas que sirvan primordialmente para entretener o divertir. Si bien la innovación educativa a menudo se asocia con el entretenimiento, la prioridad sigue siendo la eficacia en el aprendizaje. Estrategias llamativas como el uso de juegos, música o tecnología deben ser herramientas que potencien el aprendizaje, no distracciones.
Esta idea puede parecer obvia, pero con mucha frecuencia he encontrado entre los educadores la creencia de que la innovación educativa tiene como propósito ser divertida, entretenida, y generar exacerbado entusiasmo o sorpresa. He escuchado a docentes declarar que si los estudiantes (sean docentes en formación, adolescentes o niños) no la pasan bien o que si la clase no es amena, entonces no se es un profesor innovador. Así vemos vitalizarse, profesores que bailan en el salón de clases, componen rap con contenidos o hacen trucos con magia, tecnología y vistosos experimentos. La prioridad deberá seguir siendo la eficacia en el aprendizaje.
Cuarta idea: El lenguaje del profesor influye en la autoconfianza y la identidad del estudiante.
Se promueve un lenguaje que refuerce la seguridad del estudiante y evite juicios. El estímulo y el refuerzo positivo son constantes, permitiendo que los estudiantes se sientan cómodos para expresar sus ideas, incluso si estas no son populares. Además, se desarrollan estrategias para acercarse a estudiantes tímidos sin exponerlos innecesariamente o forzarlo a tomar parte en discusiones cuando no desea hacerlo. “Hiciste un gran trabajo en esto”, “Me gustó la forma en que la que dijiste aquello”, “Quiero resaltar que elegiste la palabra x para expresar tu idea, lo que refleja tu habilidad para...” Frases como estas y otras similares se empleaban para motivar a los docentes en formación. Me recordó una vieja canción que decía: "Bellas palabras deseamos oír, nos dan libertad para lo mismo hacer". Esta estrofa retoma poder a la luz de esta experiencia, pues se trata de modelar el lenguaje con el que los estudiantes deberían también ser tratados.
No puedo evitar recordar a una vieja colega en mi tercer año trabajando como profesora. Reprendió en el patio a un estudiante de 12 años: "Quitanilla no corras por el pasillos". El chico se detuvo y le dijo: "Perdón maestra"; y luego continuó "No me gusta que me digan Quintanilla, dígame Felipe". Mi colega le respondió: "Yo soy la maestra y te digo como me da mi gana". Formar a los docentes para ser modelos de sus estudiantes, implica también que lo formadores docentes modeles formas de enseñanza (me lo digo a mi misma).
Quinta idea: Los docentes en formación deben procurar la inclusión, fomentando el conocimiento y la reflexión sobre distintas realidades y formas de vivir.
La inclusión sigue siendo un reto en distintos contextos. algunos formadores docentes incorporan en los contenidos el análisis de casos, piezas literarias o de arte que reflejan distintas realidades y contextos. Así, busca incorporar materiales que reflejen diversas realidades para acercar a los estudiantes a distintas culturas y situaciones. El Dr. Luis Aldrete, académico de la UPN en México, en diferentes oportunidades ha puntualizado la existencia de diferentes formas de vivir, ser y estar. Aproximarse a distintas realizadas permites el reconocimiento de su existencia y la ampliación de la visión de quien se aproxima. Este es justo el propósito de este texto, acercar un conjunto de ideas que se encuentra muy presentes en una cultura profesional de formadores docentes en un contexto distinto para discutirlas y generar nuevas rutas para la innovación en la formación del profesorado en América Latina. Solo me queda añadir la advertencia, de que cualquier análisis de culturas ajena a la propia, se hará siempre desde el propio entendimiento; por lo que debemos ser vigilantes de que las representaciones que construyamos en el aula no refuercen estereotipos.
En conclusión
En lo particular, reflexionar sobre estos cinco puntos me ha permitido reconocer que la formación docente no es un proceso homogéneo. Si bien hay diferencias contextuales entre Estados Unidos y América Latina, algunos de estos enfoques pueden ser valiosos para fortalecer la formación de nuestros docentes. Más allá de adoptar o rechazar ciertas prácticas, el verdadero reto está en preguntarnos qué elementos pueden contribuir a mejorar la enseñanza y cómo podemos adaptarlos a nuestras propias realidades.
Además, esta reflexión pone en evidencia la necesidad de reconocer que la educación no es un modelo universal aplicable en todos los contextos sin modificaciones. Espero que estas ideas generen un diálogo enriquecedor. Me encantaría leer sus comentarios y experiencias en la formación docente. ¡Sigamos la conversación!
Preguntas para la reflexión
Si eres formador docente o docente, te invito a seguir cuestionándose sobre las mejores maneras de preparar a las futuras generaciones de educadores, a debatir sobre los modelos que realmente impactan el aprendizaje y a construir juntos una educación más inclusiva, efectiva y contextualizada.
Te ofrezco este texto para dialogar con otros colegas y te planteo algunas preguntas sugeridas para la reflexión; puedes utilizarlas en la discusión con docentes y formadores.
¿Cuáles de estas estrategias podrían integrarse en la formación docente en América Latina sin perder el contexto cultural propio?
¿Qué prácticas de enseñanza en América Latina podrían complementar o mejorar los enfoques utilizados en Estados Unidos?
¿Qué desafíos enfrentaríamos al tratar de implementar estos métodos en nuestras instituciones educativas?
¿Existen diferencias clave en la manera en que la identidad profesional docente se construye en ambos contextos?
¿Qué aspectos del sistema educativo estadounidense pueden ser referentes, y cuáles no aplican a la realidad latinoamericana?
-----Notas----
"Pamba" es una expresión coloquial en México que se refiere a un golpe ligero en la cabeza, generalmente con la palma de la mano, y que se da como parte de un juego o castigo amistoso
Gracias por las reflexiones puntuales que este documento aporta, así como visibilizar coincidencias de las prácticas de América latina y Estados Unidos, sin duda la experiencia en la función docente tiene una amplia gama de posibilidades de estudio, pero este documento centra aspectos de interés y posibles de ser llevados a cabo. Especialmente me agrada la postura que manifiesta su texto en las habilidades para identificar estrategias eficaces de enseñanza, el reconocer que es necesario brindar autoconfianza a los estudiantes, así como reflexionar en ser inclusivo y estar preparado para atender a la diversidad. Gracias Dra. Claudia Navarro, por sus aportaciones.
Me interesó el caso extremo, el chofer convertido en docente, lo cual me parece harto interesante como será su desempeño, yo creo que bien, si tienes la voluntad de educar, seguro verás como adquirir las habilidades necesarias.