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De las revistas al salón de clases: cómo democratizar la investigación educativa con acceso abierto e Inteligencia Artificial

Actualizado: 15 sept

En el ámbito educativo, la investigación se produce a un ritmo vertiginoso. Tan solo en los primeros once días de 2024, se publicaron en Estados Unidos 12,868 artículos relacionados con la enseñanza y el aprendizaje (Clarivate, 2024). Este volumen sugiere un potencial enorme para enriquecer la práctica de docentes, directivos y formadores. Sin embargo, la paradoja es evidente: a pesar de la abundancia de estudios, gran parte de este conocimiento no llega a quienes lo necesitan para mejorar su labor diaria.


El problema no radica únicamente en la cantidad de investigaciones generadas, sino en tres tensiones centrales:


(1) Las dificultades de acceso a las bases de datos más relevantes, que en muchos casos solo están disponibles para universidades con mayores recursos.

(2) El uso de un lenguaje especializado que obstaculiza la comprensión de los hallazgos (Trujillo-Holguín, 2019).

(3) La limitada capacidad de los sistemas actuales para democratizar efectivamente el conocimiento, incluso con iniciativas de acceso abierto (Rojas Soriano, 2015).


Estos factores convierten a la investigación en un recurso valioso pero distante para la mayoría de los profesionales de la educación.


El artículo de este mes, tiene como propósito analizar estas tensiones y discutir cómo afectan la transferencia del conocimiento desde la investigación académica hasta la práctica educativa. Asimismo, busca plantear alternativas que permitan acercar los hallazgos científicos a quienes toman decisiones en la enseñanza y la gestión escolar, con el fin de avanzar hacia una educación más informada, equitativa, transformadora Capraro & Thompson, 2018; López, Sañudo & Maggi, 2021; Torrego-Egido, 2014) y empoderada por el acceso abierto y la inteligenica artificial.


1. El exceso de producción académica y el problema del acceso abierto


Una de las principales razones por las que la investigación educativa no logra convertirse en un recurso cotidiano para docentes y directivos es el acceso limitado a la producción académica. El sistema actual de publicación científica es costoso, lo que genera desigualdades estructurales. Estas desigualdades no solo se reflejan entre países —donde las universidades de mayor poder adquisitivo concentran el acceso a las bases de datos más prestigiosas—, sino también dentro de cada nación.


En el caso de México, por ejemplo, únicamente algunas universidades con altos recursos tienen la posibilidad de ofrecer a sus académicos y estudiantes acceso a repositorios como Scopus y Web of Science. La mayoría de las instituciones educativas carece de estas herramientas, lo que restringe sus oportunidades de actualización profesional y de innovación en la práctica docente y directiva. Ejemplo de esto son las cifras con las que he abierto este mismo artículo consultadas en bases de datos especializadas a las que mi universidad o tiene acceso en este preciso momento.


El acceso restringido convierte lo que debería ser un bien público —el conocimiento científico— en un privilegio para unos pocos, entre los que brillan por su ausencia las instituciones encargadas de formar y profesionalizar a docentes y directivos.

Mientras los sistemas de publicación se mantengan bajo modelos de pago que excluyen a la mayoría de los profesionales de la educación, la posibilidad de que los hallazgos de la investigación impacten en la práctica seguirá siendo mínima.


  1. El obstáculo del lenguaje especializado


Incluso cuando se logra acceder a bases de datos o a publicaciones de acceso abierto, surge un segundo obstáculo: el lenguaje con el que los investigadores presentan sus hallazgos. La investigación educativa suele expresarse mediante fórmulas estadísticas, marcos fenomenológicos y terminología especializada que resultan complejos de comprender.


Esta forma de comunicar restringe la posibilidad de transferir los resultados a la práctica educativa. El problema no radica en la rigurosidad de los métodos, sino en que los hallazgos se transmiten en un código inaccesible para quienes deberían beneficiarse directamente de ellos.


Jesús Adolfo Trujillo-Holguín (2019), investigador de la Universidad Autónoma de Chihuahua, lo expresó contundentemente:

“Más lejos aún estamos de que los resultados de alguna investigación puedan traducirse en un lenguaje tan sencillo y claro que cualquier maestro frente a grupo pueda interpretarlos y ponerlos en práctica en una situación específica dentro de su entorno laboral” (p. 5).

Esta dificultad para transformar la investigación en un lenguaje pedagógicamente útil explica por qué, a diferencia de lo que ocurre en la medicina o la tecnología, los hallazgos en educación pocas veces se convierten en innovaciones prácticas. En esos campos, los investigadores producen conocimiento que, antes de llegar al usuario final, se traduce en medicamentos, dispositivos o servicios que pueden aplicarse directamente. En el ámbito educativo, en cambio, la “ruta de beneficio” suele interrumpirse en la publicación académica.


Aunque sé que esta idea es poco popular, me resulta inconsistente, además, exigir a docentes y directivos lo que nunca se pediría a otros profesionales: nadie espera que un médico lea documentos especializados para desarrollar sus propios medicamentos, ni mucho menos que un paciente fabrique sus tratamientos tras consultar artículos científicos.


Del mismo modo, tampoco se pide a los usuarios finales, por muy innovadores y especializados en tecnología que ellos sean, que comprendan manuales de ingeniería para crear por sí mismos las aplicaciones que utilizan. En cambio, sí se espera que los docentes descifren investigaciones escritas en lenguaje complejo y traduzcan sus hallazgos en mejoras para la enseñanza y la gestión escolar. Esta paradoja muestra con claridad la necesidad de repensar los modos en que se comunica y transfiere la investigación educativa.


  1. El debate no resuelto sobre el propósito de la investigación educativa


Un debate central en la investigación educativa gira en torno a su propósito: ¿debe orientarse a engrosar el conocimiento científico o a ofrecer herramientas prácticas que transformen la enseñanza y la gestión escolar? Esta tensión atraviesa tanto la producción académica como la forma en que se evalúa el trabajo de los investigadores.


Desde una perspectiva más orientada al conocimiento teórico, algunos académicos defienden que el objetivo principal de la investigación educativa es enriquecer el campo de las ciencias de la educación. Este enfoque suele estar asociado a paradigmas positivistas, en los que el valor de la investigación se mide por su capacidad de verificación y su contribución a los debates epistemológicos. Bajo esta lógica, la audiencia natural serían otros investigadores, y no necesariamente los profesionales de la práctica educativa.


Sin embargo, diversos autores han cuestionado esta visión restringida. Capraro y Thompson (2018), investigadores de Texas A&M University, sostienen que los resultados de la investigación deben proporcionar conocimiento que simplifique la comprensión de la historia de la educación y, al mismo tiempo, orientar el camino a seguir. De manera similar, Rojas Soriano (2015) recuerda que la investigación debe criticar programas y generar propuestas que sirvan a la toma de decisiones en todos los niveles del sistema: desde ministros hasta docentes en el aula.


En este sentido, la investigación educativa no debería limitarse a engrosar el acervo teórico ni a cumplir con exigencias de publicación. El estudio de Haylen Perine y Javier Murillo (2017), investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid —destacando en particular a Murillo en su papel como Director de la Cátedra UNESCO de Justicia Social—, muestra que el profesorado considera necesario que los investigadores universitarios desarrollen trabajos más cercanos a las necesidades reales de la enseñanza y la gestión escolar, así como que divulguen con mayor claridad el conocimiento que generan.


Esta tensión no es menor. Mientras la investigación continúe dirigida exclusivamente a fortalecer debates académicos, su capacidad de transformación quedará reducida. En cambio, si logra articular la producción de conocimiento con la práctica educativa, podrá cumplir su misión más profunda: mejorar la enseñanza y fortalecer la labor de quienes sostienen cotidianamente las escuelas.


  1. El desafío de la democratización del conocimiento, el acceso abierto y la Inteligencia Artificial


En América Latina, repositorios de acceso abierto como Redalyc y Latindex han contribuido significativamente a la democratización del conocimiento, al ampliar el acceso a revistas especializadas sin barreras económicas ni técnicas. Una herramienta clave en este movimiento de apertura es el Directory of Open Access Journals (DOAJ). Este índice recoge revistas científicas arbitradas que son completamente de acceso libre, cumpliendo criterios de calidad editorial, revisión por pares y disponibilidad inmediata. El DOAJ aumenta la visibilidad, reputación y uso de publicaciones académicas globales, y es claro ejemplo de un mecanismo real para democratizar el acceso al conocimiento.



Revistas de acceso abierto
Directorio de recursos de acceso abierto WeDoEd

WeDoEd cuenta con un amplio Directorio de recursos para la investigación educativa que reúne enlaces a bibliotecas, índices, repositorios y bases de datos estadísticos de acceso abierto. Este directorio facilita a docentes, directivos y formadores encontrar en un solo espacio fuentes confiables y actualizadas, organizadas de manera clara para apoyar la consulta, el análisis y la aplicación de la investigación en la práctica educativa.


Por otro lado, es necesario destacar que la inteligencia artificial está emergiendo como una potente aliada para ampliar ese acceso. Al liberar modelos, plataformas y herramientas de IA —en un enfoque abierto y colaborativo— se reducen barreras para quienes, por falta de recursos o infraestructura, no pueden acceder a esos avances de forma tradicional. Esto no solo democratiza la tecnología, sino también el conocimiento derivado de ella.


La IA todavía presenta limitaciones, como las llamadas alucinaciones, que generan respuestas inexactas o inventadas. Por ello, es indispensable estudiar las rutas y modelos disponibles, y sobre todo, desarrollar estrategias de prompting que permitan guiar a la IA hacia fuentes confiables. Muchas de esas fuentes se encuentran originalmente alojadas en bases de datos académicas, pero la IA puede actuar como un puente de acceso si se emplea de manera crítica y fundamentada.

Acceso abierto e inteligencia artificial
Inteligencia artificial como herramienta para la investigación educativa

En WeDoEd hemos diseñado cursos especializados en Inteligencia Artificial aplicada a la docencia y la investigación educativa, donde aprenderás a usar estrategias de prompting, identificar fuentes confiables y transformar la IA en una verdadera aliada para tu trabajo.Descubre cómo convertir la tecnología en un puente hacia la innovación educativa. Te invitamos a revisar los contenidos y encontrar el curso que mejor responda a tus necesidades.

Curso de Inteligencia Artificial
Inteligencia artificial par ala docencia

Referencias.


Capraro, R. & Thompson, B. (2018). The educational researcher defined: What will future researchers be trained to do?. The Jurnal of Educational Research 10(4). Taylor & Francis. https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.3200/JOER.101.4.247-253

 

 

López, M., Sañido, L. & Maggi (2021). Investigaciones sobre la investigación educativa. Vol II. ANUIES.

 

Perine, H. & Murillo, J. (2017) How to improve educational research? Suggestions from teachers. Revista de la educación Superior 46 (181) ANUIES. http://resu.anuies.mx/ojs/index.php/resu/article/view/98

 

Rojas Soriano, R. (2015). ¿Cuáles son las bases epistemológicas de la investigación educativa? In Abero, L. (Ed.). Investigación Educativa. CLACSO. https://repositorio.minedu.gob.pe/handle/20.500.12799/4519 

 

Torrego-Egido, L. (2014). ¿Investigación difusa o emancipatoria? Participación e inclusión en investigación educativa. Magis: Revista Internacional de Investigación en Educación, 7(14). 113-124. https://revistas.javeriana.edu.co/index.php/MAGIS/article/view/11860

 

Trujillo-Holguín, J. A (2019).La investigación educativa y su vinculación con las necesidades sociales IE Revista de Investigación Educativa de la REDIECH 10(18), pp. 4-8.https://dx.doi.org/10.33010/ie_rie_rediech.v10i18.699

 

 
 
 

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